Un padre descubre que sus hijos gemelos son en realidad sus hermanos — Historia del día.

Harry estaba acostumbrado a ver a sus hijos reír con entusiasmo, y aquella visita al pediatra parecía una más. Pero ese día, todo cambió.
Josh, uno de sus hijos gemelos, había mostrado síntomas de anemia severa, por lo que el Dr. Dennison recomendó hacer exámenes adicionales. También pidió una muestra de sangre de Harry, por si se necesitaba una transfusión. Andrew, el otro gemelo, estaba completamente sano.
Días después, Harry regresó al consultorio para recoger los resultados. Estaba tranquilo, esperando que no fuera nada grave. Pero el médico lo recibió con una expresión seria.

— Señor Campbell, ¿podemos hablar en privado?
Harry se sentó, nervioso. El doctor comenzó con palabras tranquilizadoras sobre la condición de Josh, explicando que solo necesitaría suplementos. Pero luego, su tono cambió.
— ¿Usted adoptó a los niños?
Harry frunció el ceño, confundido. — ¿Adoptados? Claro que no. Son mis hijos.
El doctor suspiró. — Lo que pasa es que sus tipos de sangre no coinciden. Ni usted ni su esposa podrían ser los padres biológicos. Para confirmar, mandé hacer una prueba de ADN.
Con manos temblorosas, Harry tomó los papeles que el doctor le entregó. No entendía muchos términos médicos, pero una palabra resaltaba en el documento: “medio-hermanos.”
— Es cierto, señor Campbell — confirmó el médico —. Andrew y Josh son sus medio-hermanos, no sus hijos biológicos.
El mundo de Harry se vino abajo. Doce años criando a esos niños, creyendo que eran suyos… ¿Cómo podía ser posible? Solo había una explicación: su padre tenía que ser el verdadero padre de los niños. Y eso significaba que Nancy, su esposa, había estado con él.
Al llegar a casa, Harry vio a sus hijos correr hacia alguien en la sala:
— ¡Abuelo! ¡Te extrañamos!
Y ahí estaba Robert, su padre. Harry intentó contenerse frente a los niños. Cuando salieron a casa de un amigo, ya no pudo más:
— Nancy… ¿te acostaste con mi padre?
Nancy empalideció. Robert intentó intervenir, pero Harry solo quería la verdad. Entre lágrimas, Nancy confesó.
Había sucedido trece años antes, durante un viaje a Las Vegas con sus amigas. En una discoteca, conoció a un hombre mayor, atractivo, que le ofreció una copa. Hablaron, rieron, y terminaron pasando la noche juntos. Ese hombre era Robert, aunque Nancy no lo supo hasta mucho después.
Semanas después, al descubrir que estaba embarazada, conoció a Harry por casualidad en otro evento. Se cayeron bien, comenzaron a hablar y, animada por una amiga, Nancy aceptó acostarse con él. Poco después, comenzaron una relación formal, y Harry le propuso matrimonio. Cuando lo acompañó a conocer a sus padres… descubrió la verdad.
— ¡Él era el hombre de Las Vegas! — pensó Nancy horrorizada al ver a Robert.
Ambos decidieron guardar silencio. Ella le aseguró que los bebés eran de Harry, y Robert accedió a dejar el pasado atrás.
Pero ahora, el pasado había salido a la luz.
— ¿Sabías que ya estabas embarazada? — preguntó Harry.
Nancy bajó la mirada. — Sí…
— ¡Me atrapaste con bebés que ni siquiera eran míos!
— ¡Ella me dijo que eran tuyos! — gritó Robert, intentando justificarse.
— ¡Y tú sabías la verdad! ¡No puedes echarme toda la culpa! — respondió Nancy, temblando.
La discusión se volvió caótica, hasta que una voz infantil rompió el momento:
— ¿El abuelo es nuestro papá?
Los tres se voltearon, horrorizados. Josh, Andrew y su amiguito Bobby estaban en la puerta. Habían escuchado todo.
— ¿Papá? — preguntó Andrew, con los ojos llorosos.
Harry intentó sonreír, pero no pudo. Los niños vieron en sus ojos lo que sus labios no podían decir.
— Lo siento — susurró Harry, completamente derrotado.
Moraleja: Por más que se intente ocultar el pasado, la verdad siempre encuentra el camino. Y a veces, cuando se revela, cambia nuestras vidas para siempre.