Historias

Mi Hermana Devolvió a Su Hija Adoptiva Después de Tener un Hijo Biológico — No Sabía Que Enfrentaría Consecuencias Tan Rápido

Toda la familia viajó varios estados para celebrar la llegada del tan esperado bebé de mi hermana Erin, un niño llamado Noah.
Yo llevé un osito de peluche y muchas cosas de bebé — no solo para Noah, sino también para Lily, mi querida ahijada, a quien Erin había adoptado hacía dos años.

Pero en cuanto llegamos a la casa suburbana de Erin, algo me pareció extraño.

El tobogán de plástico de Lily ya no estaba en el jardín. El huerto que habíamos plantado juntas en verano había desaparecido. Desconcertada, toqué la puerta.

Cuando entramos —junto con nuestros padres— Erin apareció sonriente con su bebé en brazos.

—“¡Todos, les presento a Noah!” —dijo emocionada.

Miré alrededor de la sala. Algo faltaba. Todos los juguetes de Lily, sus dibujos, y las fotos que solían decorar las repisas… se habían ido.

Finalmente pregunté:
—“Erin, ¿dónde está Lily?”

Ella respondió con total tranquilidad:
—“Ah, la devolví.”

Me quedé helada.
—“¿La devolviste? ¿Qué estás diciendo?”

—“Siempre soñé con ser madre, y ahora que tengo a Noah, ¿para qué necesito una hija? Lily estará bien, le buscarán otra familia.”

No podía creer lo que estaba escuchando.

—“¿Estás loca, Erin? Esa niña te llamó ‘mamá’ durante dos años. ¡Era tu hija! No puedes devolverla como si fuera un juguete.”

Erin simplemente se encogió de hombros.
—“No era realmente mía. Solo era una niña en acogida. Algo temporal.”

Sus palabras me destrozaron. ¿Cómo podía ser tan cruel mi propia hermana?

Estaba furiosa —por Lily, por todas las promesas rotas. Erin había sacado a esa niña de su vida anterior, solo para desecharla cuando tuvo un hijo biológico.

Peor aún, ella y su esposo claramente no querían compartir su cariño entre Lily y Noah. Y lo más triste era que no pensaban que fuera algo grave. Hasta me acusó de exagerar.

Justo cuando la discusión estaba en su punto más alto, alguien tocó la puerta.

Dos representantes de Servicios de Protección Infantil estaban ahí.

Al parecer, un vecino de Erin —con quien tenía frecuentes disputas— había reportado lo que hizo.

—“Queremos hablar con usted sobre su decisión de renunciar a la custodia,” dijo una mujer llamada Vanessa.
—“Tenemos dudas sobre cómo se terminó la adopción y si se brindó la orientación adecuada. También necesitamos evaluar el entorno para su hijo biológico.”

Erin y su esposo, David, insistieron en que habían seguido la ley. Pero los agentes les explicaron que devolver a una niña legalmente adoptada sin un plan de transición claro generaba preocupaciones serias sobre su capacidad para ser padres.

Erin rompió en llanto, pero yo no sentí compasión. En absoluto.

No podía quedarme más tiempo en esa casa. Me fui.

Solo pensaba en Lily. ¿Dónde estaría? ¿Cómo estaría emocionalmente?

No fue fácil encontrarla. No había información pública sobre su paradero. Pero con ayuda de mi abogado, finalmente lo logré. Lily estaba en otra casa de acogida.

Se me rompió el corazón.

Antes de ser adoptada por Erin, ya había pasado por varios hogares temporales —y ahora estaba reviviendo todo eso.

Por suerte, me autorizaron visitas y enseguida inicié los trámites para adoptarla yo misma.

A diferencia de mi hermana, yo no podía darle la espalda. Lily formaba parte de mi vida, especialmente después de mis propios abortos espontáneos.

Requirió paciencia, tiempo y mucho papeleo, pero finalmente, Lily llegó a casa conmigo.

—“Lo logramos,” —me dijo mi esposo Aaron con una sonrisa y un abrazo el día que se aprobó la adopción.

Su apoyo y amor por Lily significaban el mundo para mí.

Lily cumplió seis años la semana pasada. Su fiesta fue hermosa.

Aún tiene pesadillas. A veces esconde comida por miedo a que se la quiten. Y durante mucho tiempo creyó que mi hermana la abandonó porque había hecho algo malo.

Pero poco a poco está sanando.

Esa niña a la que mi hermana despreció… se convirtió en el centro de mi universo.

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