Historias

Mis hijastras escondieron el pasaporte de mi hija para arruinar sus vacaciones – Quise cancelar todo, pero el karma actuó primero.

Michael creía que su familia ensamblada finalmente se estaba estabilizando, hasta que sus hijastras hicieron algo que lo dejó furioso. ¿Esconder el pasaporte de su hija para impedirle disfrutar de sus esperadas vacaciones? Imperdonable. Pero antes de que pudiera actuar, el karma intervino, y lo que sucedió después dejó a todos boquiabiertos.

Un matrimonio y una familia dividida

Cuando me casé con Pam, creí que podríamos construir una vida pacífica juntos, a pesar de nuestra complicada dinámica familiar. Pero después de lo que hicieron sus hijas con Kya, me di cuenta de que siempre había estado equivocado.

Mi primera esposa falleció cuando Kya tenía solo 13 años. Mi mundo se derrumbó, pero hice todo lo posible para asegurarme de que mi hija tuviera una vida estable y nunca se sintiera sola.

Unos años después, conocí a Pam. Era comprensiva, cariñosa y parecía la persona perfecta para comenzar de nuevo. Tenía dos hijas, Danise y Tasha, pero no vi eso como un problema. Danise estaba casada y Tasha comprometida, lo que significaba que en nuestra casa solo viviríamos Pam, Kya y yo.

Pero la vida tenía otros planes.

Dos años después del matrimonio, las relaciones de las hijas de Pam fracasaron. Danise y Tasha regresaron a casa con sus hijos pequeños. Lo que antes era un hogar tranquilo se convirtió en un caos: juguetes por todas partes, llantos de niños y una tensión constante.

Intenté ser comprensivo. Los divorcios son difíciles, y ser madre soltera también. Pero mi paciencia se agotó cuando vi cómo mis hijastras trataban a mi hija.

La transformación de Kya en una sirvienta

Al principio, eran pequeños favores: “Kya, ¿me puedes traer un vaso de agua?”, “Kya, ¿puedes sacar la basura?”, “Kya, ¿puedes cuidar a los niños un momento?”.

Pero se convirtió en una rutina. Una noche, mientras iba a la cocina, escuché una conversación que me hizo detenerme en seco:

“No entiendo por qué ella puede estar sentada mientras nosotras trabajamos tanto”, murmuró Tasha a Danise.

Entré en la sala y miré directamente a Pam. “Esto tiene que parar. Kya no es la sirvienta de tus hijas.”

Pam suspiró. “No lo hacen con mala intención, solo están abrumadas.”

“Si necesitan ayuda, que la pidan con educación y que paguen por ella.”

Pam estuvo de acuerdo, y la situación se calmó por un tiempo. Pero Kya se dio cuenta de que sus hermanastras nunca le pagaban lo prometido, así que empezó a rechazar sus peticiones. Para evitar más conflictos, Pam comenzó a darle dinero a mi hija cuando ayudaba.

Pensé que habíamos encontrado un equilibrio.

Hasta el día de las vacaciones.

La desaparición del pasaporte

Para aliviar la tensión, planeé un viaje de tres días a un resort. Todos parecían emocionados, incluida Kya.

Hasta que, la noche anterior, Danise y Tasha hicieron una absurda sugerencia:

“Tal vez sería mejor que Kya se quedara a cuidar a los niños”, dijo Danise, cruzándose de brazos.

“Sería mucho más fácil”, añadió Tasha. “Ya conoce sus rutinas.”

Rodé los ojos. “Eso no va a pasar. Kya vendrá con nosotros.”

Ahí terminó la discusión. O al menos, eso pensé.

A la mañana siguiente, me desperté con gritos desesperados.

“¡Papá! ¡Mi pasaporte desapareció!”

Corrí a la habitación de Kya y la encontré revisando frenéticamente sus cosas.

“¡Estaba aquí! Lo puse en el bolsillo lateral de mi mochila anoche.”

Registramos toda la casa mientras Pam y sus hijas miraban sin hacer nada.

“Tal vez deberíamos irnos sin ella”, sugirió Pam. “No podemos perder el vuelo.”

La miré, indignado.

Entonces noté algo más extraño: la niñera que había contratado no apareció. La llamé, y su respuesta me dejó perplejo.

“¡Hola, Michael! Recibí tu mensaje diciendo que ya no me necesitabas. Danise me avisó esta mañana.”

Era demasiado. Miré a mis hijastras y exigí:

“¿Dónde está el pasaporte?”

Danise fingió no saber nada, pero Tasha pronto confesó: “¡Está bien! Lo escondimos. Pero no es para tanto…”

“Tienen cinco minutos para devolverlo o las vacaciones se cancelan para todos.”

Refunfuñando, Danise fue a buscarlo.

Fue entonces cuando Kya señaló a los hijos de Danise y Tasha con los ojos abiertos de par en par.

Estaban cubiertos de manchas rojas.

Varicela.

Kya y yo ya la habíamos tenido, pero Pam y sus hijas nunca.

Se quedaron pálidas.

Crucé los brazos. “Bueno, querían que Kya se quedara. Ahora no tienen otra opción más que quedarse también.”

Mientras ellas entraban en pánico, Kya y yo abordamos nuestro vuelo reprogramado.

La decisión final

Durante las vacaciones, me di cuenta de lo infeliz que era mi hija en esa casa.

Cuando regresamos, me senté con Pam y fui directo al grano:

“Tus hijas intentaron manipular a Kya y tú lo permitiste. Esto tiene que terminar.”

“Michael, podemos solucionarlo…”

“No. Es un patrón. Y mi hija siempre será mi prioridad.”

Pam se puso pálida.

Danise y Tasha, que escuchaban la conversación, intentaron protestar. “¡No puedes echarnos!”

“Sí, puedo. Hagan sus maletas. Quiero que se vayan antes de que termine la semana.”

Y así, eché a Pam y a sus hijas de mi casa. Nunca respetaron a mi hija, y ahora tendrían que arreglárselas solas.

El karma actuó más rápido de lo que jamás hubiera imaginado.

Artigos relacionados