Historias

Mi esposo me echó de casa al saber que estaba embarazada — 26 años después, mi hijo se vengó de una forma que jamás imaginé.

Tina creía estar viviendo su propio “felices para siempre” cuando se casó con su amor del colegio. Sin embargo, después de ser echada por su esposo y criar sola a su hijo, aprendería con el tiempo cuán graves pueden ser las consecuencias de nuestras decisiones.

Tina siempre había soñado con una boda lujosa, vestido blanco y ceremonia tradicional. Pero no fue eso lo que ocurrió. A los 18 años, se fugó con Richard, su novio de la secundaria.

Richard provenía de una familia adinerada, y aunque la decisión fue impulsiva, Tina estaba feliz. No le importaba el dinero de él: amaba sinceramente a Richard.

Después de unos meses de casados, Tina descubrió que estaba embarazada. Aunque nunca habían hablado de tener hijos, se emocionó con la noticia y no podía esperar para contárselo.

— ¿Qué quieres decir con que estás embarazada? — preguntó Richard, molesto.

— Pensé que te alegrarías. Sé que no lo planeamos, pero siempre hablaste de lo importante que es la familia. Sé que serías un padre increíble — respondió Tina.

— ¿Padre de familia? ¡La única razón por la que estamos juntos es para mantenerme lejos de la familia que ya tengo! ¡¿Cómo pudiste hacerme esto?! — gritó Richard.

Tina quedó en shock. ¿Ese era realmente Richard? No podía ser. Pensó que él solo necesitaba tiempo para asimilarlo.

Pero al día siguiente, Richard volvió borracho a casa y la echó del apartamento.

— ¡FUERA DE AQUÍ, TINA! ¡Si te vuelvo a ver, habrá problemas!

Tina no discutió. Se marchó, pensando que él recapacitaría. Sin embargo, días después, al volver, encontró las cerraduras cambiadas. Desesperada, llamó a los padres de Richard. La respuesta la destrozó.

— Hola, señor y señora Tinney. Estoy tratando de localizar a Richard. Últimamente…

— ¡Qué descaro tienes, jovencita! ¡Después de todo lo que le hiciste a nuestro Richy! — interrumpió la madre de Richard.

— No entiendo… por favor, déjenme explicar…

— ¡Ya lo sabemos todo! ¡Engañaste a nuestro hijo y te embarazaste de otro hombre! ¡No vuelvas a llamarnos o te demandaremos!

En ese momento, Tina comprendió que ella y su hijo estaban completamente solos.

Los años pasaron. Tina crió a su hijo Greg con todo el amor y la fuerza que pudo. Aunque las dificultades económicas eran muchas, Greg siempre fue consciente de la situación y ayudaba en lo que podía.

A los 15 años, comenzó a trabajar como caddie en un club de golf. Nunca dejó que el trabajo afectara sus estudios. No era el más brillante de la clase, pero tenía una ética de trabajo admirable.

Se graduó con honores y, poco después, abrió su propio negocio con los ahorros que había juntado.

Tina se sentía orgullosa del hombre en el que Greg se estaba convirtiendo, pero le preocupaba la ira creciente que notaba en él cada vez que se mencionaba a su padre.

Greg no hablaba mucho del tema, pero Tina podía ver el fuego en sus ojos cada vez que se hablaba de paternidad o abandono.

Con el tiempo, el negocio de Greg prosperó. Se convirtió en uno de los jóvenes empresarios más exitosos de la ciudad antes de los 30. Incluso contrató a su madre para trabajar con él en su oficina principal.

A los 26 años, Greg decidió que era hora de enfrentar al hombre que tanto daño le había hecho a su madre. Llevaba tiempo siguiendo sus pasos, esperando el momento adecuado.

Condujo hasta la casa de Richard con un bate de béisbol en el asiento del pasajero. No sabía exactamente qué haría, pero el enojo que sentía lo hacía pensar que ese bate tendría uso.

Mientras estaba sentado en su coche, dudando sobre qué hacer, vio algo que lo estremeció profundamente.

Greg nunca fue violento. Ni de niño ni de adulto. Pero había guardado esa herida por tanto tiempo que jamás imaginó que podría sanar.

Todo el dolor acumulado le decía que Richard merecía lo que fuera que viniera. Pero al verlo salir a sacar la basura —débil, envejecido, desarreglado— vio algo diferente.

Vio su propio reflejo. Se dio cuenta de hasta dónde había llegado cegado por la venganza.

Ese hombre amargado que casi destruyó a su madre ya no existía. Y aunque aún lo fuera… ¿valía la pena tirar todo por la borda?

Greg notó un cartel de “se vende” en el jardín. Soltó el bate y tomó su celular. Llamó al número en el cartel y supo que Richard estaba endeudado, y que la casa sería embargada.

Greg se alejó de la propiedad con el alma en paz. Había evitado cometer el mayor error de su vida. Poco después, compró la casa.

Cuando Richard regresó a la propiedad, Greg lo estaba esperando.

— Si te vuelvo a ver aquí, habrá problemas — le dijo Greg.

Tina, que observaba desde la distancia, escuchó las mismas palabras que Richard le había gritado hacía tantos años. ¿Qué probabilidades había?, pensó.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

Ten cuidado con cómo tratas a los demás. Todo acto tiene consecuencias. Richard trató a Tina y a su hijo como si no valieran nada, y años después enfrentó las consecuencias de sus acciones.

Y nunca permitas que la venganza te consuma. Puede destruirte. Si Greg se hubiera dejado llevar por el odio, habría arruinado todo lo que había construido. Pero al elegir la paz, se convirtió en un verdadero vencedor.

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