Mi amiga casi muere por una lesión pulmonar relacionada con el vapeo: esta es su historia.

Mi mejor amiga, Amanda, de 23 años, pasó las últimas dos semanas en la UCI debido a un vaporizador que compró en una tienda de conveniencia.
Sin duda, han sido las peores semanas de su vida, pero también para sus padres, nuestros amigos y para mí, que tuvimos que presenciar el horror de cerca.

Los primeros síntomas
Todo comenzó con una fiebre alta de 39,5°C. Amanda fue a una clínica de atención urgente, donde los médicos le dijeron que solo era gripe y la enviaron a casa.
Cinco días después, su estado empeoró drásticamente. Tras vomitar y desmayarse, fue llevada de urgencia al hospital.
Allí, le diagnosticaron neumonía y estuvo a punto de recibir el alta. Pero entonces, una enfermera notó algo preocupante: sus niveles de oxígeno estaban bajando rápidamente, tanto que pensaron que la máquina estaba defectuosa. Para asegurarse, usaron otro monitor y el resultado fue el mismo.
Ante la gravedad de la situación, los médicos actuaron de inmediato y la trasladaron a la UCI.
Una lucha por la vida
Tan pronto como ingresó a la UCI, la conectaron a un respirador. Los exámenes revelaron algo aterrador: sus pulmones estaban llenos de sangre y líquido.
Amanda, literalmente, se estaba ahogando en su propio cuerpo. Si la hubieran enviado a casa en ese momento, probablemente no habría sobrevivido.
Afortunadamente, los médicos no esperaron los resultados de las pruebas y comenzaron un tratamiento agresivo con esteroides, antibióticos y diálisis. Pero había un problema: cada vez que intentaban limpiar sus pulmones, se volvían a llenar de sangre.
Nadie sabía exactamente de dónde provenía la hemorragia, y los médicos luchaban contrarreloj para salvar su vida.
Una recuperación lenta y dolorosa
Fueron días de angustia. El equipo médico hizo todo lo posible, pero Amanda seguía luchando por respirar. Su familia nunca se apartó de su lado, sosteniendo su mano y esperando cualquier señal de mejora.
Poco a poco, los medicamentos empezaron a hacer efecto. La inflamación en sus pulmones disminuyó, la hemorragia se detuvo y comenzó a respirar un poco mejor.
Después de dos semanas en la UCI y varios días más en el hospital, Amanda finalmente recibió el alta. Salió del hospital más débil que nunca, pero viva. Su recuperación fue lenta y dolorosa, requiriendo meses de terapia pulmonar.
Una lección para toda la vida
Hoy, Amanda está bien, pero su vida ha cambiado para siempre. Los médicos fueron claros: si volvía a usar vapeo, sus probabilidades de sobrevivir a otro episodio serían mínimas.
Aprendió de la peor manera los peligros del vapeo. Ahora, comparte su historia para advertir a otros.
Y yo hago lo mismo. Porque si hubieras visto lo que vimos, nunca volverías a mirar un vaporizador de la misma manera.
Esta versión mantiene la tensión y el impacto de la historia, organizando los eventos de manera más clara y proporcionando un desenlace que refuerza la gravedad de la situación.