Historias

“¡Me opongo!” — Un hombre mayor interrumpe la boda, y un minuto después arrestan al novio

A los treinta años, Hilary creía haber encontrado al fin el amor verdadero. Conoció a Myron en una reunión casual y, en cuestión de minutos, él la había cautivado con halagos y atención. Hacía mucho tiempo que no se sentía tan especial con alguien.

Esa misma noche, Myron permaneció a su lado, contando chistes y compartiendo historias personales. Al día siguiente, la invitó a salir y, poco después, le confesó:

Hilary, creo que eres la mujer que he estado buscando todo este tiempo. ¿Quieres ser mi novia?

¡Sí! —respondió emocionada.

Empezaron a salir y, después de cinco meses, Myron la sorprendió con una propuesta de matrimonio en un restaurante elegante. Hilary aceptó de inmediato, entre lágrimas. Aunque sus padres pensaron que todo iba demasiado rápido, aceptaron la relación al ver cuán dedicado parecía él.

Pero poco a poco, Hilary comenzó a notar actitudes extrañas.

¡Estoy emocionado por todos los regalos! ¡La gente nos va a traer cosas carísimas! —dijo Myron con brillo codicioso en los ojos.

Días antes de la boda, Myron la visitó con una petición inesperada:

Creo que deberíamos firmar un acuerdo prenupcial. ¿Qué te parece una cláusula que diga que si tú pides el divorcio, tendrás que pagarme una fortuna? —dijo con una risa fría.

Preocupada, Hilary habló con su abogado, quien le dijo que ese tipo de cláusula no era tan rara. Aun así, la desconfianza crecía.

Mientras limpiaba un armario de Myron, encontró un certificado de divorcio con su nombre.

Ese matrimonio fue un error. Era joven y actué por impulso, —se justificó Myron, una vez más con palabras suaves.

Pero Hilary ya no se sentía tranquila.

La noche anterior a la boda, lo escuchó susurrando por teléfono:

Si arruinas esto, no podré cubrirme…

Cuando lo enfrentó, él se limitó a decir que era su exnovia amenazando con aparecer en la boda.

Hilary no pudo dormir. Pero llegó el gran día. Caminó hacia el altar del brazo de su padre, nerviosa. El sacerdote comenzó la ceremonia, y luego hizo la clásica pregunta:

“Si alguien se opone a este matrimonio, que hable ahora o calle para siempre.”

De pronto, una voz retumbó:

¡Me opongo! ¡No puedo permitir que Myron se case con esta mujer inocente!

El silencio invadió la iglesia mientras varios policías irrumpían y detenían a Myron, que intentaba escapar.

El hombre que se había levantado habló:

Soy el padre de Myron. Pueden llamarme señor Brown.

Cortó todo contacto conmigo cuando descubrí que era un gigoló profesional. Se dedicaba a estafar mujeres casándose con ellas por dinero.

Hilary, atónita, comenzó a atar cabos: los regalos, el acuerdo prenupcial, las mentiras.

El caso llegó a juicio, y Myron fue obligado a devolver el dinero a todas las mujeres que había estafado.

Aunque dolida, Hilary agradeció que la verdad saliera a la luz antes de unir su vida a un estafador. Desde entonces, prometió que siempre confiaría en su intuición.

Artigos relacionados