La Espera de Doña Julia…

Doña Julia está sentada junto a la ventana de su pequeña y modesta cabaña. Su mirada, cansada, se dirige repetidamente hacia la puerta. Espera, día tras día, que un día se abra, y en la entrada aparezca aquel que cargó en su vientre, por quien se sacrificó y a quien dio amor sin límites.

Pero la puerta sigue cerrada. Los días pasan, las semanas y los meses se suceden, y el silencio se convierte en su eterno compañero.
Doña Julia lo entiende. La vida sigue, los niños crecen, forman sus propias familias, siguen sus sueños. Ella no lo culpa por eso. ¿No fue para eso que trabajó día y noche, olvidándose de sí misma, para que él tuviera un futuro mejor? ¿No fue en nombre de su felicidad que renunció a tantas cosas?
Pero, aun así, se pregunta: ¿será que en este futuro no hay al menos un pequeño espacio para ella? No sueña con regalos, no necesita cosas caras. Lo único que desea, con toda la fuerza de su ser, es escuchar su voz, sentir el calor de sus manos, saber que no la ha olvidado.
Doña Julia recuerda las noches sin sueño, cuando él tenía fiebre, y ella oraba con todo su ser para que la enfermedad pasara. Recuerda las veces que no comía para que él tuviera la mesa llena. Recuerda los zapatos desgastados que usó durante largos años, porque nuevos solo podía comprar para él.
Y ahora, sentada en silencio, sola en su casa, se pregunta: ¿él se acuerda de todo esto?
Ella no guarda rencor. El corazón de madre no conoce ofensas. Ella solo sabe amar, incluso cuando recibe solo silencio a cambio.
Pero el dolor, ah, el dolor no se va. Aprieta el pecho como una cuerda firme, especialmente en esas noches en que la oscuridad afuera se vuelve densa, y la soledad se hace demasiado pesada para cargar.
No pide mucho. Solo una cosa: que él venga. Que mire a sus ojos y le diga que todavía la ama. Que pueda sentir, por un momento, que todos esos años de amor y sacrificios no fueron en vano.
Pero, en lugar de palabras, solo hay silencio. En lugar de pasos en la puerta, solo el sonido del viento.
Doña Julia sigue esperando. Porque una madre nunca deja de esperar. 💔