Foto de pechuga de pollo que se deshace como espagueti causa conmoción en internet.

Una madre de Texas quedó completamente impactada al ver cómo el pollo que estaba preparando para la cena de sus hijos comenzaba a deshacerse en tiras finas, similares a espaguetis, mientras lo lavaba.
Alesia Cooper, residente de Irving, Texas, compartió la inquietante imagen en redes sociales el pasado 21 de marzo. La foto muestra una pechuga de pollo cruda deshaciéndose en hilos entre sus manos. “Estaba cocinando la cena para mis hijos hace un par de semanas y, mientras limpiaba la carne como siempre lo hago, se convirtió en esto”, escribió en una publicación de Facebook que rápidamente se volvió viral.
Alesia comentó que compró el pollo en el supermercado de bajo costo Aldi y sospecha que se trata de carne falsa: “Creo que es esa carne falsa, pero no estoy segura… De todos modos, no he vuelto a comprar pollo con hueso desde entonces.”

La reacción en redes: teorías y preocupación
Los usuarios no tardaron en comentar con teorías de todo tipo. Algunos aseguraron que era carne impresa en 3D o criada en laboratorio, como parte de una solución ante la gripe aviar y la escasez de recursos en años recientes. “Ese es pollo cultivado en laboratorio, lo anunciaron hace poco como una nueva forma de producción”, opinó un usuario.
Otros mencionaron que se trataba de “carne modificada genéticamente” o incluso “carne falsa”. Sin embargo, también hubo quienes ofrecieron una explicación más lógica: “No es carne de laboratorio ni impresa. Viene de pollos reales. El problema es que los productores los sobrealimentan con hormonas de crecimiento para que engorden más rápido.”
Qué dicen los expertos
Según The Wall Street Journal, condiciones como “woody breast” (carne dura) y “spaghetti meat” (carne que se deshace en hebras) son resultado de la cría intensiva de pollos diseñados genéticamente para tener pechos más grandes y crecer más rápido. Estas anomalías no representan un peligro para la salud humana, pero sí indican un gran sufrimiento para los animales.
Los pollos crecen tanto y tan rápido que sus patas apenas pueden soportar su propio peso.
De acuerdo con cifras del National Chicken Council, los pollos criados para carne hoy en día crecen mucho más rápido que en décadas pasadas. En el año 2000, un pollo de engorde llegaba al mercado con 47 días de vida y pesaba unos 2,3 kg. En 2023, en el mismo tiempo, el peso promedio aumentó a 2,9 kg. En 1925, un pollo tardaba 112 días en alcanzar solo 1,1 kg.
Este cambio está directamente relacionado con la alta demanda de carne blanca, sobre todo pechuga, que ha impulsado a la industria a modificar el tamaño y la proporción de los animales.
El doctor Michael Lilburn, profesor en el Centro de Investigación Avícola de la Universidad Estatal de Ohio, dijo al Washington Post: “Si la gente sigue comiendo más pollo, los pollos tendrán que seguir creciendo más. Habrá que aumentar la proporción de pechuga por ave también.”
Y añadió: “Lo que muchos no entienden es que esta transformación es provocada por el propio consumidor, que busca comida barata y en grandes cantidades. Una minoría ruidosa plantea preguntas legítimas, pero la mayoría de la población no se interesa en el origen de su comida, mientras sea económica.”
¿Hora de cambiar nuestros hábitos?
Mientras tanto, usuarios expresaron su asco y preocupación ante el “pollo espagueti”. Una internauta comentó: “¡Parece gusanos! ¿Qué nos están dando de comer?”. Otra escribió: “Compré uno que también era así. Ya nada se ve como antes, todo se ve menos fresco.”
Algunos recomendaron comprar carne de criadores locales o cooperativas, argumentando que ahí se consigue mejor calidad y un trato más humano para los animales.
Otros, simplemente, decidieron hacer un cambio radical en su dieta. “¡Me haré vegana! Ya hay demasiada comida de laboratorio por ahí”, escribió una usuaria. Y otra agregó: “Por eso estamos considerando volvernos pescetarianos.”
Reflexión final
Aunque los expertos aseguran que comer esta carne no representa riesgo para los humanos, el sufrimiento animal detrás de la producción intensiva es innegable. Esta historia ha hecho reflexionar a muchos sobre el verdadero costo de consumir alimentos ultraprocesados y de origen industrial.
Y tú, ¿qué opinas? Comparte esta historia y cuéntanos tu punto de vista. Quizás sea el momento de repensar lo que ponemos en nuestros platos.