Historias

ENCONTRÉ EL AMOR NUEVAMENTE 3 AÑOS DESPUÉS DE LA MUERTE DE MI ESPOSO — UN DÍA MI HIJA DIJO: “MAMÁ, EL NUEVO PAPÁ ME PIDIO GUARDARTE UN SECRETO. ¿ESTÁ BIEN?”

Habían pasado tres años desde que perdí a mi esposo en un trágico accidente laboral. Durante mucho tiempo pensé que jamás volvería a amar. Pero entonces Jacob llegó a nuestras vidas. Era amable, atento, respetuoso… y trajo de vuelta una sonrisa al rostro de mi hija Maggie que no veía desde hacía años. Ella solo tiene 6 años. Nos casamos hace dos meses y él se mudó a mi casa. Todo parecía perfecto… hasta esa noche.

Mientras arropaba a Maggie, ella me miró con ojos grandes y preocupados, abrazando con fuerza su conejito de peluche.

—Mamá, el nuevo papá me pidió que te guardara un secreto. ¿Eso está bien?

Me quedé helada.
—No, mi amor. En esta casa nadie tiene que guardar secretos. Puedes contarme cualquier cosa.

Dudó un momento, luego se mordió el labio y susurró:
—Ayer me desperté temprano y fui a buscarlo. Lo llamé, pero no contestó. Entonces lo vi salir del sótano con una señora. Me dijo que no te lo contara.

Mi corazón comenzó a latir con fuerza. ¿El sótano? Era solo un lugar viejo y polvoriento lleno de cajas. ¿Por qué Jacob llevaría a alguien allí?

—¿Cómo era ella? —pregunté, manteniendo la calma.

—Era muy bonita. Tenía el pelo rubio largo, como una princesa, y llevaba un vestido rojo. También olía rico.

Esa noche, cuando Jacob regresó del trabajo, lo enfrenté.

—Maggie me dijo que te vio salir del sótano con una mujer. ¿Qué está pasando?

Se puso pálido.
—Cariño… puedo explicarlo…

Pero su explicación fue vaga y confusa. Dijo que era “una amiga que estaba pasando por un mal momento” y que “la dejó quedarse allí por un rato”. Cuando insistí, se puso a la defensiva y dijo que yo estaba exagerando.

Fue en ese momento cuando comprendí algo: el hombre que parecía perfecto escondía algo… o a alguien.

Y lo peor… es que usó a mi hija como cómplice.

A la mañana siguiente, le pedí que se fuera de la casa. No grité. No lloré. Solo me protegí —y protegí a mi hija.

Aprendí una vez más que encontrar a alguien nuevo no significa que sea el adecuado.
El amor verdadero no se esconde.
El amor verdadero no pide secretos.

Y si Jacob ocultaba algo en el sótano… tal vez ahí quedaron enterradas las últimas partes de mi confianza.

Artigos relacionados