Después del Adiós: La Esperanza Renacida.

Zhanna estaba al lado de su esposo, Denis, sosteniendo sus manos con cuidado. Él luchaba por su vida, y los médicos ya habían advertido que el final se acercaba, lento pero inevitable. Aun así, Zhanna se mantuvo fuerte, escondiendo el miedo y la desesperación. Susurraba palabras de esperanza, recordando momentos felices y soñando con el futuro:
— Solo un poco más, mi amor. Pronto mejorarás y volveremos al Astoria, donde nos casamos. Voy a usar ese vestido rojo que tanto te gustaba, y seremos solo nosotros dos, como antes.
Denis esbozó una leve sonrisa, pero su voz era débil, su respiración casi un susurro. La enfermedad lo agotaba. Zhanna sabía que cada latido de ese corazón era precioso.
Sin embargo, en cuanto salió de la habitación del hospital, su fuerza se desvaneció. Se sentó en un banco y lloró silenciosamente, lágrimas amargas de dolor y desesperación. Habían comenzado a construir una vida juntos, llena de sueños: un taller de carpintería propio, un apartamento, planes para tener un hijo.
Cuando Zhanna descubrió que estaba embarazada, la alegría se vio opacada por el diagnóstico cruel de Denis: insuficiencia cardíaca progresiva. Sin un trasplante, su posibilidad de sobrevivir era casi nula.
Ella pasó días y noches a su lado, contando sobre el bebé, imaginando el futuro. Pero un día, por casualidad, escuchó una conversación de los médicos en el pasillo: un donante compatible estaba disponible, un joven con muerte cerebral pero con corazón vivo. El trasplante era la única esperanza.
Sin embargo, para que la cirugía fuera posible, era necesario el consentimiento de los familiares del donante. Zhanna encontró una escena de conflicto: la familia del joven discutía, con gritos y acusaciones. Entendió que el dinero podría ser la única forma de convencer a esos parientes insensibles.
Sin dudarlo, Zhanna ofreció una suma de dinero, junto con joyas, para que firmaran los documentos y autorizaran el trasplante. Con eso, la cirugía se programó de inmediato.
Las horas siguientes fueron una eternidad. Zhanna no dejaba de pensar: ¿y si algo salía mal? Pero finalmente, el corazón de Denis comenzó a latir fuerte con el nuevo ritmo de la vida.
Un mes después, él volvió a casa, más débil, pero vivo. Prepararon con amor la habitación del bebé, caminaban de la mano por el parque, intentando recuperar el tiempo perdido.
Denis habló sobre el donante, queriendo agradecerle. Zhanna, herida por las actitudes frías de los familiares del joven, prefirió no visitarlos.
Pero un día, fueron a la casa del donante y presenciaron una escena triste: un niño pequeño, asustado, siendo retirado por los servicios sociales. Entonces decidieron adoptar al niño, llamado Vanya.
Así, cuando Zhanna salió de la maternidad con la hija recién nacida, ya tenían un nuevo hijo — un símbolo de esperanza y un nuevo comienzo.
Y esa cena en el Astoria finalmente ocurrió. Zhanna llevaba el vestido rojo, Denis la miraba con amor, y a su alrededor, dos niños y la sensación de que, a pesar del dolor, la vida comenzaba de nuevo desde una página en blanco.
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