Historias

Con una foto que muestra toda su belleza, una madre de gemelas poco comunes con síndrome de Down silencia a los críticos.


Aunque el número de nacimientos de gemelos ha aumentado en las últimas décadas —aproximadamente 33 por cada 1.000 partos—, los gemelos idénticos siguen siendo raros, ocurriendo solo entre tres y cuatro veces por cada mil nacimientos. La noticia de que Savannah Combs, una joven de 23 años de Middleburg, Florida, esperaba gemelas idénticas ya era algo extraordinario. Pero lo que nadie esperaba era que ambas fueran diagnosticadas con síndrome de Down.

Cuando los exámenes prenatales revelaron la condición genética, Savannah y su esposo, Justin Ackerman, quedaron impactados. Ante las posibles complicaciones médicas que suelen acompañar al síndrome de Down, los médicos le sugirieron con cautela considerar la interrupción del embarazo. Pero Savannah no podía imaginar separarse de sus hijas. En una publicación en TikTok escribió:
“Cada consulta donde seguían con vida era un regalo.”
Y decidió continuar con el embarazo, decidida a enfrentar todo lo que viniera.

El 12 de mayo de 2021, tras ser hospitalizada con 29 semanas de gestación, Savannah dio a luz a dos pequeñas luchadoras: Kennadi Rue y Mckenli Ackerman. Nacidas dos meses antes de lo previsto, pasaron varias semanas en la UCI neonatal, fortaleciéndose día a día. Savannah explicó que son gemelas “mono-di”, lo que significa que cada una tenía su propio saco amniótico pero compartían la misma placenta, una condición muy poco común que solo ocurre una vez cada 10.000 embarazos gemelares. Y si a esto se le suma el diagnóstico de síndrome de Down, su historia es una entre dos millones.

Desde que llevó a sus hijas a casa, Savannah se dedicó a defender sus capacidades. A través de videos en TikTok, comparte actualizaciones frecuentes mostrando los avances de Kennadi y Mckenli: sus primeras sonrisas, cómo se dan la vuelta, sus primeras palabras balbuceadas.
“Tienen emociones. Sus corazones laten. Como cualquier niño, aprenden a caminar y a hablar”, explica. Aunque tardan un poco más en alcanzar cada etapa, su mayor deseo es enseñarles a sus hijas que son tan valiosas y capaces como los demás.

Pero su mensaje de inclusión y amor no siempre fue recibido con ternura. En uno de sus videos, un usuario llegó a comentar:
“Yo no querría a esos bebés. Si los míos hubieran nacido así, los habría dado en adopción.”
En lugar de reaccionar con enojo, Savannah respondió con calma:
“Qué bueno que no nacieron contigo, sino conmigo.”
Y añadió:
“Cuando Dios puso a estas niñas con padres que las amarían sin condiciones, sabía exactamente lo que hacía.”

La sinceridad de Savannah ha tocado el corazón de miles de personas. Al compartir sin filtros las dificultades emocionales y médicas, da esperanza a muchas familias que reciben diagnósticos prenatales similares. Ella habla de posibilidades, no de límites —y su positividad es contagiosa. Celebra cada logro de sus hijas, desde sus primeras carcajadas hasta sus primeros pasitos vacilantes.
“Aunque ellas vayan por un camino diferente, también llegarán”, afirma con convicción.

Hoy, Mckenli y Kennadi llenan de energía, curiosidad y alegría el hogar de Savannah y Justin. Caminan de la mano por la sala, con sonrisas idénticas que iluminan cada rincón. Savannah las llama sus “pequeñas joyas”, un término que refleja perfectamente cuánto significan para ella. Su historia es un recordatorio poderoso de que todos los niños merecen amor, respeto y la oportunidad de brillar, sin importar su condición.

Mientras continúa documentando su camino familiar, Savannah invita al mundo a mirar más allá de las etiquetas y a valorar la belleza única de cada niño.
Compartamos su historia inspiradora para que más personas descubran la alegría de aceptar las diferencias —y la fuerza del amor incondicional. ❤️


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