El Secreto de Mamá: La Puerta Oculta que Reveló una Verdad Inesperada.

Los hijos de Fiona Wright se habían reunido en su casa para celebrar el cumpleaños número 75 de su madre, pero, de manera inesperada, la mujer desapareció.
La buscaron por toda la casa sin éxito y se sintieron aún más confundidos cuando Fiona reapareció, saliendo directamente de su habitación.

Esa misma noche, falleció repentinamente, y sus hijos terminaron descubriendo el motivo de su extraño comportamiento.
—¡Es hora de cantar el cumpleaños! Viola, ve a llamar a mamá. Creo que estaba buscando algo en su cuarto —dijo Noah, mientras su otra hermana, Clementine, traía el pastel lleno de velitas y lo colocaba en la mesa del comedor.
Toda la familia, incluidos los cónyuges y nietos de Fiona, se había reunido en la antigua casa familiar en Thornton, Colorado.
La noche era alegre, pero ya se hacía tarde y, en cualquier momento, su madre probablemente les pediría que se fueran. Viola fue a buscarla, pero regresó con una expresión intrigada.
—No está en el cuarto. ¿Será que salió?
—No, yo estaba en el jardín hace un rato y no la vi —respondió Karina, la esposa de Noah, confundida—. Estoy segura de que la vi entrar a su habitación.
—Vamos a buscarla todos juntos. Su mente ha estado fallando últimamente. Espero que no haya salido sola —dijo Clementine, preocupada.
Todos los adultos revisaron la casa y preguntaron a los niños en el jardín, pero nadie la había visto. A medida que pasaba el tiempo, la angustia de los hijos iba en aumento.
—Los vecinos tampoco la vieron. ¿Llamamos a la policía? —preguntó Noah, ya con el celular en la mano.
—¡Todavía no! Vamos a dividirnos y buscar en coche. A mamá le gusta ir al café que está a dos cuadras de aquí, y también está el Walmart, donde todos la conocen —sugirió Clementine, intentando pensar en lugares donde podría estar.
Pero antes de que pudieran salir, Fiona apareció de pronto.
—¿Qué hacen todos aquí afuera? —preguntó la anciana, con las manos en la cintura.
La familia corrió hacia ella, exigiéndole saber dónde había estado, pero Fiona parecía confundida.
—¿De qué hablan? Estaba en mi cuarto maquillándome —explicó, haciendo como si se pintara los labios.
Viola negó con la cabeza, asegurando que el cuarto estaba completamente vacío cuando fue a buscarla. Todos quedaron en silencio.
—Bueno, lo importante es que ya estás aquí. Vamos a cantarte el cumpleaños y a dejar que descanses —dijo Matthew, esposo de Clementine, guiando a su suegra hacia la mesa.
El resto de la familia estuvo de acuerdo, y enseguida empezaron a cantar. Sin embargo, Fiona susurró algo que dejó a sus hijos preocupados.
—¿Hoy es mi cumpleaños? Deberíamos esperar a que Robert salga del cuarto.
Robert era el padre de ellos, fallecido hacía más de diez años. Antes de que pudieran preguntarle nada más, Fiona se desplomó en el suelo. Nunca volvió a despertar.
La semana siguiente pasó entre el dolor y los trámites del funeral. Cuando todo terminó, Noah, Viola y Clementine comenzaron a organizar las pertenencias de su madre, ya que planeaban vender la casa.
Mientras ordenaban, el tema de la misteriosa desaparición de Fiona aquella noche volvió a salir a flote.
—Lo que más me molesta es que nunca sabremos qué pasó realmente ese día. Te juro que no estaba en ese cuarto —dijo Viola, doblando un vestido antiguo de su madre.
La casa no tenía armarios empotrados, así que Fiona había comprado un ropero antiguo al que siempre le tuvo mucho cuidado. Mientras limpiaba alrededor de él, Viola notó una foto pegada detrás del mueble.
—Hay algo aquí, pero está atrapado… ¡Noah, ayúdame!
El hermano hizo fuerza para mover el mueble, pero en el proceso, algo totalmente inesperado fue revelado.
—Espera… ¿qué es esto? —exclamó Viola, con los ojos abiertos de par en par.
Detrás del mueble había una puerta oxidada.
—¡Es como en las películas! ¡Una puerta secreta! ¡Noah, muévelo un poco más! —dijo Clementine, emocionada.
Cuando finalmente lograron mover el mueble, Viola intentó abrir la puerta. Esta se abrió fácilmente, revelando una escalera que descendía hacia un sótano.
—Creo que esto no es tan emocionante como pensaba… parece más una película de terror —susurró Viola, dudosa.
A pesar del miedo, los hermanos decidieron bajar. Lo que encontraron los dejó sin palabras.
El sótano estaba sorprendentemente limpio, pero lo que más llamaba la atención era una escultura de tamaño real de su padre.
—Ahora entiendo por qué mamá mencionó a papá esa noche. Debía estar aquí mirando esto cuando la buscábamos —reflexionó Noah, cruzado de brazos—. Pero… ¿de dónde salió esta estatua?
—No lo sé, pero está muy bien hecha. Parece mármol. Creo que mamá extrañaba tanto a papá que venía aquí todos los días —comentó Viola, examinando la pieza—. ¿Deberíamos quedarnos con ella?
—Esto es… raro. Mamá y papá amaban el arte, pero nunca nos hablaron de esto. Quizás era un secreto muy íntimo. Tal vez nunca debimos descubrirlo —opinó Clementine.
Días después, Viola decidió llevar la escultura a una galería para su evaluación. El curador de Amber Braxton Fine Arts confirmó que era de mármol y tenía un valor considerable. Finalmente, fue vendida a un coleccionista de arte.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
Algunas personas nunca olvidan. Con la edad, la mente puede fallar, pero Fiona nunca dejó de recordar a su esposo.
El arte es subjetivo. Para Fiona, esa escultura era símbolo de amor y nostalgia. Para sus hijos, un misterio. Pero un desconocido vio su verdadero valor.