Historias

PLANEÉ UNA FIESTA SORPRESA PARA MI ESPOSO, PERO QUIEN ENTRÓ POR LA PUERTA NO FUE ÉL…


Cuando María decidió organizar una fiesta sorpresa para celebrar los 40 años de su esposo, nunca imaginó que, en lugar de él, serían dos desconocidos los que cruzarían la puerta. Lo que iba a ser una celebración íntima en familia se convirtió en una noche inolvidable, llena de confusión, risas y nuevos invitados inesperados.

EL PLAN PERFECTO

Con el cumpleaños número 40 de Tom acercándose, María tuvo la idea de organizarle una fiesta sorpresa. Para que el plan funcionara, le dijo que estaría de viaje ese día, y que celebrarían en otra fecha. La noche anterior, fingió hacer las maletas y salir hacia el aeropuerto. En realidad, se quedó en casa de su amiga Karen.

—¿Estás segura de que esto va a funcionar? —preguntó Karen, mirando a María mientras ella llenaba su maleta.

—Completamente. Tom cree que voy a visitar a mi hermana —respondió ella, sonriendo.

A la mañana siguiente, María se levantó temprano para organizar todo. Como Tom siempre llegaba a casa alrededor de las 6 p.m., invitó a sus amigos y familiares para las 5 p.m., así tendrían tiempo suficiente para decorar.

A las 4:45 p.m., los primeros invitados comenzaron a llegar. El hermano de Tom, Jim, fue el primero, con una caja de decoraciones en la mano. Luego llegaron Dave, el mejor amigo de Tom, y su esposa Lisa. Todos se pusieron a trabajar animadamente: serpentinas azul y doradas colgaban del techo, globos por todo el salón, y una gran pancarta que decía “¡Feliz 40, Tom!” decoraba la pared principal.

LA SORPRESA EQUIVOCADA

A las 5:45 p.m., María reunió a todos en la cocina.

—Ok, todos, Tom llegará pronto. Apaguen las luces y escóndanse —dijo, con el corazón latiendo rápido.

Todos se escondieron en silencio, ansiosos. Se escuchó la cerradura girar. El momento había llegado.

La puerta se abrió… pero en lugar de la voz de Tom, se escuchó una voz femenina:

—¿Crees que le gustará?

El corazón de María se paralizó. Por un instante, pensó que Tom la estaba engañando.

De repente, se encendieron las luces, y toda la sala quedó en silencio, boquiabierta. Un par de jóvenes, con maletas en las manos, miraban tan sorprendidos como los invitados.

—¿Quiénes son ustedes? —preguntó María, dando un paso al frente.

—¿Quiénes somos nosotros? ¿Y ustedes quiénes son? —respondió la mujer, confundida.

Jim salió de su escondite detrás del mostrador.

—Estamos aquí para una fiesta sorpresa. ¿Y ustedes?

—Alquilamos esta casa por Airbnb —explicó el joven, mirando a su alrededor.

—¿Airbnb? ¡Esta es nuestra casa! —exclamó María, en shock.

Dave rascó su cabeza.

—Tom debe haber puesto la casa en Airbnb después de que María le dijo que estaría de viaje.

La joven pareja se presentó como Jake y Emily, visiblemente incómodos.

—Lo sentimos mucho, no sabíamos nada. Pensamos que la casa estaba vacía —dijo Jake.

—No queremos arruinar su fiesta —añadió Emily.

—Tranquilos —dijo María, tratando de calmar la situación—. Vamos a resolver esto.

UNA NOCHE INOLVIDABLE

Todos se sentaron en la sala para aclarar el malentendido. Las decoraciones parecían fuera de lugar en medio de aquella situación, pero poco a poco todos comenzaron a relajarse.

María llamó a Tom.

—Hola, amor. Pensé que ya estarías en tu vuelo —dijo él con alegría.

—Tom, ¿pusiste nuestra casa en Airbnb?

Silencio.

—Sí… pensé que, ya que ibas a estar fuera, podríamos ganar algo de dinero extra.

—Tom, no estoy fuera. Estaba organizando una fiesta sorpresa. Ahora hay una pareja que cree haber alquilado nuestra casa y un montón de invitados escondidos en la cocina.

—¡Dios mío, María! No lo sabía. Lo siento tanto. Ya voy para allá.

María colgó y se volvió hacia todos.

—Tom viene en camino. Vamos a esperar a que llegue y lo resolvemos.

Jake se levantó.

—Podemos buscar otro lugar donde quedarnos. No queremos interrumpir.

—No, quédense —dijo Lisa—. Tenemos comida y bebida de sobra. Únanse a nosotros.

—¿De verdad? —preguntó Emily, con una tímida sonrisa.

—Claro. Cuantos más, mejor —respondió María.

UN FINAL FELIZ

Quince minutos después, Tom llegó, claramente avergonzado.

—Lo siento mucho —dijo, dirigiéndose a todos—. Solo quería ahorrar algo de dinero para un viaje con María.

—Bueno, eso sí que fue una sorpresa, Tom —bromeó Susan, su hermana.

Jake y Emily decidieron quedarse. La fiesta continuó con muchas risas, comida, música y brindis.

—¡Un brindis por los invitados inesperados y las fiestas sorpresa! —dijo Dave, levantando su copa.

—¡Salud! —respondimos todos al unísono.

Mientras la noche avanzaba, no pude dejar de sonreír. A pesar del caos, fue una de las noches más memorables de nuestras vidas. Y el viaje que Tom quería planear… sin duda, lo haremos, pero ahora con una historia increíble para contar.


Artigos relacionados